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Lunes, 3 de Junio del 2024

La importancia de la certificación del hidrógeno verde.

La transición energética global es un viaje sin retorno que nos está empujado a un cambio de paradigma en nuestros hábitos de consumo, dando un giro en nuestro enfoque respecto al cuidado del medio ambiente. Cuando hablamos de la energía necesaria para fabricar cualquier producto, nuestra mirada se centra no solo en las características físicas de esa energía, sino también en sus implicancias ambientales y sociales. Conceptos como la intensidad de emisiones de GEI y el carácter renovable o no renovable de la fuente de esa energía, ya están plenamente instalados en las agendas de los Estados y en las expectativas de la sociedad.

El hidrógeno, como vector energético, puede producirse con distintas tecnologías y fuentes de energía (renovable y no renovable), lo cual necesariamente se traslada a los niveles de emisiones y costos de producción. Contar con sistemas de certificación que permitan rastrear y certificar de dónde y cómo se produce el hidrógeno, identificando sus atributos ambientales asociados, es el gran desafío que la comunidad internacional tiene por delante para dinamizar la economía del hidrógeno.

La certificación. Sus ventajas y elementos claves a considerar.

La certificación es un proceso que tiene por objetivo acreditar el origen y otros atributos ambientales de un producto o servicio.

Una certificación de sostenibilidad de un producto, en particular su huella de carbono, otorga certeza sobre sus atributos, proporcionando las siguientes ventajas:

  • Crea una ventaja competitiva para el productor, al facilitar la aceptación, seguridad y credibilidad de su producto como sostenible.

  • Crea transparencia para los compradores, permitiendo a los consumidores elegir en base a criterios ambientales.

  • Permite que los consumidores puedan indicar sus credenciales de sostenibilidad.

  • Genera credibilidad entre los potenciales importadores y exportadores, promoviendo la comercialización del producto y sus derivados, y la I+D+i a nivel global.

 

Un requisito fundamental para el desarrollo del comercio internacional del hidrógeno, es que exista un consenso global sobre las definiciones y la trazabilidad de origen del mismo, expresadas en un documento (certificado o garantía de origen) con aceptación y reconocimiento generalizado. De allí la importancia de que los Esquemas de Certificación contemplen los elementos claves que los mercados de demanda requieran como necesarios.

En términos generales, los principales elementos a tener en cuenta en un sistema de certificación radican en:

  • Definición del hidrógeno y sus características de calidad y pureza.

  • Establecimiento de las categorías que entran en el esquema: renovable, limpio, bajo en carbono, etc.

  • Fuentes de producción admisibles para cada categoría.

  • Umbral aceptable de emisiones para la certificación.

  • Los llamados “límites del sistema”, es decir los segmentos del ciclo de vida del hidrógeno que se tendrán en cuenta para contabilizar esas emisiones. Así, puede considerarse solo los límites del sistema de producción (punto de producción) o también incluir los segmentos sucesivos desde la producción hasta el uso (punto de uso). 

    Para la aplicación de un esquema determinado, se requiere que exista:

    1. un organismo designado como registro de los certificados o garantías de origen, responsable de emitirlos y registrar las sucesivas transferencias y las cancelaciones de los documentos.

    2. una entidad de certificación, habilitada ante el registro para validar que el hidrógeno y las instalaciones de producción cumplen con los requisitos para emitir los certificados o garantías de origen.

     

    Atributos de la certificación.

    Los sistemas de certificación del hidrógeno contienen un conjunto de reglas y procedimientos para estandarizar procesos de rastreo de los atributos contemplados dentro del esquema. Los atributos son las características del hidrógeno que ese esquema desea certificar. Estos atributos podrían incluir los siguientes:

    Origen: Insumo utilizado para producir el hidrógeno, según las diferentes vías de producción aceptadas dentro del esquema. Por ejemplo: energía eléctrica renovable, gas natural, carbón, energía nuclear, residuos, entre otros.

    Huella de carbono: Intensidad de emisiones de GEI asociadas a un volumen de hidrógeno producido. Por ejemplo: kilogramos de CO2 por kilogramo de hidrógeno producido, o kilogramos de CO2 por Mega Joule.

    Datos del dispositivo de producción: Incluyen la tecnología de producción (por ejemplo, tipo de electrolizador, reformador de metano a vapor, gasificador, etc.), la ubicación geográfica de la planta, entre otros aspectos.

    Renovabilidad de la energía eléctrica: En el caso del hidrógeno producido mediante electrólisis, las condiciones para considerar la energía eléctrica usada en el proceso como renovable, emulando una trazabilidad física del electrón. Estas pueden incluir, por ejemplo:

    • Garantías de origen de la electricidad: Exigencia de posesión de un certificado o garantía de origen (documento comercializable) que demuestre que la electricidad usada para la producción del hidrógeno procede de una fuente renovable.

    • Adicionalidad: Que la electricidad renovable provenga de una nueva instalación, evitando así que se desvíe la producción actual de electricidad renovable de otros usos.

    • Correlación temporal: Que la electricidad renovable utilizada sea generada dentro del mismo marco temporal durante el cual se produce el hidrógeno, en virtud de un contrato de compra de energía renovable (PPA). Los marcos de tiempo se pueden establecer como meses, días, horas o minutos.

    • Correlación geográfica. Que la electricidad renovable utilizada sea generada dentro de la misma zona de oferta que la planta de producción de hidrógeno. Las llamadas zonas de 

      • oferta de un sistema eléctrico están diseñadas para evitar la congestión de la red (cuellos de botella) dentro de la zona. A fin de garantizar que no haya congestión de la red eléctrica entre el electrolizador que produce hidrógeno renovable y la instalación que genera electricidad renovable, se exige que ambas instalaciones estén situadas en la misma zona de oferta.

       

      Existen otros atributos o criterios de sostenibilidad que podrían ser monitoreados, tales como: el consumo de agua, el uso de ciertas materias primas y los potenciales impactos sociales.

      Esquemas de certificación de hidrógeno.

      El desarrollo de esquemas de certificación de hidrógeno se encuentra aún en sus fases tempranas. Los impulsores para la adopción de estos esquemas son las políticas y las regulaciones climáticas y energéticas. En los últimos años, gobiernos y empresas con intereses en el sector del hidrógeno han ido avanzando en distintos esquemas de garantías de origen, los cuales difieren en el tratamiento de los elementos mencionados, no existiendo aún un estándar consensuado que sea aplicado a nivel global.

      Los esquemas de certificación pueden ser regulados por ley, es decir establecidos por normas gubernamentales, o voluntarios, es decir creados por iniciativas voluntarias de empresas o asociaciones del sector.

      El papel que puede desempeñar el gobierno nacional dentro de la gobernanza de estos esquemas es flexible, ya que puede operar el sistema de manera directa, o designar entidades públicas o privadas para que ejecuten los diferentes roles.

      En el caso de un esquema regulado, su ámbito geográfico de aplicación queda delimitado a la jurisdicción del gobierno que lo establece, de modo tal que lo que se certifica es el hidrógeno producido en instalaciones registradas en ese país.

      En este sentido, ya en 2018, la Unión Europea estableció la obligación de adoptar sistemas nacionales y constituir registros de garantías de origen para gases renovables como el hidrógeno en cada Estado miembro, los cuales deben cumplir los lineamientos generales de la normativa comunitaria. Por su parte Australia, aunque se encuentra menos avanzado que Europa en la definición de un esquema oficial de certificación de hidrógeno, está trabajando con el IPHE (International Partnership for Hydrogen and Fuel Cells in the Economy) para desarrollar las metodologías de contabilización de emisiones. Estados Unidos ha definido un umbral máximo de emisiones para el “Hidrógeno Limpio” y se encuentra definiendo los requisitos, metodologías de contabilización de emisiones de GEI y procedimientos para la verificación de cumplimiento. Japón y Corea del Sur también están trabajando con sus propios sistemas de certificación.

      Otro aspecto importante de cualquier sistema es el manejo de los atributos, el cual define la forma de rastrear los atributos, tales como: los límites de contabilidad de emisiones y la cadena de custodia. El manejo de los atributos es complejo y será abordado en un próximo artículo.

      En la figura siguiente se sintetizan los principales esquemas de certificación existentes a nivel mundial, tanto voluntarios como regulados.

     

  • CertHiLAC. El sistema de certificación regional para Latinoamérica y el Caribe (LAC)

    Para verificar el cumplimiento de regulaciones y validar el acceso a incentivos o financiamiento público para el hidrógeno, los gobiernos podrán requerir el desarrollo o la adopción de esquemas de certificación que sean reconocidos oficialmente. Estos deberán ser sistemas desarrollados u operados, o al menos avalados por los gobiernos nacionales. Brasil, Chile, Colombia y Uruguay ya están avanzando en articular sistemas de certificación en sus jurisdicciones.

    Sin embargo, para que la región pueda convertirse en un exportador mundial de hidrógeno o sus derivados, lo importante es asegurar que cumplan con los criterios establecidos por los mercados de destino. Para ello deberá: a) entender los requerimientos del mercado de exportación objetivo; b) seleccionar el esquema de certificación que sea reconocido oficialmente por el país importador; c) implementar un registro de instalaciones y certificados, asignando responsabilidades a actores públicos y privados locales que puedan asumir los roles y cumplir con los requisitos que ese esquema de certificación requiere, y finalmente d) establecer acuerdos bilaterales de reconocimiento mutuo de registros y certificados con el país importador.

    La existencia de un sistema regional de certificación facilitará la creación de mercados locales e intrarregionales y permitirá acceder a offtakers de otras regiones en las que se reconozca el sistema de certificación de LAC. Para avanzar en este reconocimiento, se deberán establecer atributos similares o armonizables con otros sistemas de certificación y regulaciones internacionales.

    El 8 de noviembre de 2023 durante la Semana de la Energía de OLADE en Montevideo, catorce países de la región suscribieron la declaración para la implementación de un sistema regional de certificación de hidrógeno y sus derivados (“CertHiLAC”) que cumpla con estándares internacionales y a la vez considere las características propias de LAC.

    Como se muestra en el siguiente cuadro, este sistema regional incorporará atributos propios de sostenibilidad ambiental y social que son de gran relevancia para LAC y podrán marcar la diferencia 

    con el hidrógeno limpio producido en otras regiones.

    Algunos de los principales atributos reconocidos son, por ejemplo, garantizar un impacto positivo de los proyectos de hidrógeno limpio en las comunidades locales y los pueblos originarios aledaños a estos, y asegurar un uso sustentable del agua considerando sus fuentes, debido a la escasez hídrica que existe en algunos lugares de la región.

  • Conclusiones.

    La transición energética implica un nuevo salto que la humanidad tiene que lograr en un corto tiempo para dejar atrás una economía basada en combustibles fósiles y entrar en una economía basada en fuentes sostenibles de energía, como el hidrógeno bajo en carbono. El desafío es muy grande, ya que implica un cambio en las matrices energéticas y productivas globales, trayendo de la mano nuevas agendas geopolíticas. Esta carrera también nos invita a revisar hábitos de consumo y reconvertir sectores anclados en los viejos paradigmas. Durante este proceso, es necesario crear las 

    herramientas que impulsen estos cambios y permitan monitorearlos en forma eficiente y transparente.

    La Certificación del Hidrógeno es una de esas herramientas, ya que garantiza los elementos de sostenibilidad necesarios para acercarse a la desfosilización. Dado esto, es necesario impulsar esquemas de certificación en los distintos países, tanto importadores como exportadores, que a la vez puedan armonizarse y ser compatibles entre sí acelerando esta transición. No olvidemos que el tiempo hacia la carbono neutralidad está a la vuelta de la esquina.

Cecilia Giralt, es Abogada y Consultora Internacional en Políticas Públicas y Regulación en Energías Renovables e Hidrógeno.

Marina Paradela, es Abogada y Consultora Internacional en el sector de la Energía y la Transición Energética.